Microcuento: Boca

Boca

Andrés F. Burbano

Ilustrador: @aparatonacional_
Mi mamá me pidió que le abriera la boca y luego llamó preocupada para que me dieran una cita odontológica para el otro día. Me dijo que tenía que dejar el vicio de comer chicles del piso, que lo más probable era que fueran unas caries fuera de control. El odontólogo también me pidió que abriera la boca, aunque él no fue tan complaciente con mis lloriqueos. Eso sí, no fue capaz de decir lo que me pasaba enfrente mío. Mi mamá lloró y en las horas siguientes a la cita solo sentí la boca adormecida y el placer de lamer una paleta mientras caminábamos a casa, todo el pueblo en una dinámica viva de vecinos que subían y bajaban y hacían cosas. Luego enfermé. Altas fiebres me consumieron por semanas mientras ella o mi papá o hasta mi hermano menor se dedicaban a darme agua caliente para mojar paños húmedos. También me dieron pastillas. Por supuesto, cada que había oportunidad alguno de ellos o de los vecinos o familiares que me visitaban me pedían que abriera la boca. Yo les decía: Miren ¡Ah! Pero la enfermedad aumentó. Cepillarme, comer, incluso tomar las pastillas resultaba doloroso, un ardor parecido al que se siente cuando se tiene cortes en la boca y se chupa limón y por eso mi apetito se empezó a reducir. Adelgacé. Sabía que me iba a visitar la flaca, como quien dice. Mi mamá primero, mi hermano menor después, mi tía en una visita, mi papá al final, también pensaron eso. Incluso llegaron a realizar dos o tres reuniones familiares en la que todos entendían el motivo. Aún así, no me morí. Vi el borde del vacío, el ojo negro de la muerte, una noche mientras las fiebres aumentaban y el dolor corporal se condensaba en mi boca, pero luego escupí un gusano transparente con muchos ojos y eso fue todo. Me curé. 

Sobre el autor

Andrés Felipe Burbano Ibarra

Nació en Popayán, pero se crio en Piendamó. Pese a que lleva muchos años leyendo y escribiendo, no es hasta que funda la Revista Digital Aparato Nacional, en el 2019, que decide empezar a autopublicar algunos de sus cuentos. Fue a la universidad, pero un día se aburrió y la dejó.

 

1 comentario en “Microcuento: Boca”

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